Día veinte


«A veces me pasa que no tengo palabras para decirte lo que siento.
Entonces es cuando me quedo callado mirándote,
esperando que puedas leer de mis ojos que te amo»
.

Otras veces, sucede que tengo tanto por
decir que las palabras se aglomeran y
atropellan unas a otras dentro de mi boca.
Y trago en seco, y te miro una vez más.
Me quedo prendido de ti y me salta un
'te amo' en el pecho que no pronuncio,
que no digo por miedo a ser
inoportuno o sonar apresurado.
Entonces sonríes y algo en mí se alborota.
Y me lo dices tú, y muero un poquito.

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