Voz




Él era paranoico y compulsivo, y cargaba con un enemigo que lo convertía en polvo desde dentro, uno del que no podía simplemente escapar. Estaba allí antes de irse a la cama y nuevamente al despertar, convirtiendo cada día en algo completamente insoportable. Su mal humor se debía a eso, a los dolores repentinos que generaba cada golpe incesante en las paredes de su mente, en el eco que formaba aquella voz y las cosas que decía. Nunca se callaba, nunca se cansaba de gritar. Parecía no encontrarse satisfecho con aquello que causaba y siempre iba a por más.

— ¿Gabriel?
— ¿Qué? ¡Sí!
— No me prestas atención.
— Lo siento...
— ¿En qué pensabas?

Se sentía tentado cada vez que Samantha le preguntaba eso.
La veía y sabía que ella necesitaba saberlo, que debía decírselo, pero tenía miedo.
¿Cómo le explicas a alguien que dentro de ti reside algo que te incita a hacer cosas que no quieres?, ¿cómo le hablas de una voz que te mantiene alerta las veinticuatro horas del día y en ciertas noches no te permite ni siquiera conciliar el sueño?, ¿cómo podrías hacerlo sin que piense que estás loco? O peor aún, ¿cómo evitas que la única persona de la que te has enamorado realmente se aleje de ti?

Sólo Sam había logrado hacerle sentir tanto; cosas reales, emociones reales.
Era total y completamente transparente con ella aunque la idea de mostrarse frágil y exponerse de ese modo le hubiese resultado siempre extremadamente desagradable.
Sin embargo, allí estaba, con el corazón latiéndole ferozmente cada vez que la veía llegar y unas ganas irrefrenables de sentirla cerca, cada vez más cerca. Sólo ella hacía que la voz cesara y el sentimiento de culpa constante se redujera hasta casi ser imperceptible.

No podía hacerlo, no podía permitirse perder lo único que lo mantenía sujeto a la cordura, pero entre tantas otras cosas, no podía permitirse perderla a ella porque la quería, porque a pesar de no saber cómo era que se sentía el amor, de alguna forma tenía la certeza de que se encontraba completamente enamorado.

— ¿Sam?
— Dime.
— Te amo.
— Yo también te amo.

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